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LIBRO BLANCO PEDAGOGIA
LA PEDAGOGÍA MONTESSORI: LA ORGANIZACIÓN DEL AULA

`La mejor enseñanza es la que utiliza menor cantidad de palabras necesarias para la tarea` (María Montessori)

INTRODUCCIÓN

María Montessori es una mujer mundialmente reconocida como figura de autoridad educativa. En estos momentos hay un resurgir de las líneas pedagógicas que ella marcó para la educación infantil y, de hecho, sus teorías educativas van más allá de un método pedagógico. Se puede considerar un planteamiento vital que concibe el desarrollo humano a nivel individual y colectivo al mismo tiempo, por este motivo, tiene vigencia todavía en la actualidad. Asimismo, es una pedagogía que promueve una actitud de carácter global respetuosa y comprometida con el ser humano y la naturaleza.

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Habitualmente se habla de Montessori como un método cuando en realidad hay dos niveles en su propuesta, por un lado y en superficie, existe el método en sí mismo, con los materiales, la organización del aula y el rol del adulto muy definidos donde todas sus propuestas están basadas en la observación rigurosa. Por otro lado, y en profundidad, existe la pedagogía que describe de manera más filosófica su concepción del niño y el equilibro en el género humano y el cosmos. 

En este plano de profundidad describe distintos conceptos que ayudan a las guías Montessori en su intervención en el aula. Uno de los conceptos son las tendencias humanas, descritas como unas propensiones internas para satisfacer las necesidades de crecimiento para el desarrollo humano, que promueven y facilitan la adaptación cultural. Básicamente son la tendencia al orden, al trabajo, a la perfección, a la abstracción, a las relaciones sociales, a la matemática y a la espiritualidad. 

Por otro lado, definió cuatro planos de desarrollo, un esquema que explica las etapas del desarrollo humano como un proceso que va desde el nacimiento hasta los 24 años. Cada una de estas etapas se define por unas características concretas por lo que el sistema de escolarización debe responder según las necesidades y aptitudes de cada momento evolutivo. Son los siguientes:

    • Infancia: de 0 a 6 años (con dos sub-planos 0-3 y 3-6)

    • Niñez: de 6 a 12 años (con dos sub-planos 6-9 y 9-12)

    • Adolescencia: de 12 a 18 años (con dos sub-planos 12-15 y 15-18) 

    • Madurez: de 18 a 24 años (con dos sub-planos 18-21 y 21-24)

Otro de los conceptos desarrollados es la Mente absorbente, una mente del niño distinta a la del adulto, que no escoge que aprender, donde ni como, sino que a través de los sentidos y de las experiencias que suceden en ambiente (familiar, escolar, social, etc.) incorpora todo tipo de conocimientos. De hecho, todas las sensaciones y situaciones son impresiones que se fijan en la mente del niño de forma inconsciente durante los tres primeros años y, progresivamente consciente, en los tres siguientes.

Así mismo, existen los Períodos sensibles, unas fases de predisposición al orden, el lenguaje, los sentidos y el movimiento con una sensibilidad especial para aprender sin esfuerzo, para crear y construir. Son etapas observables, universales e inconscientes en el niño que le generan oportunidades inmejorables para su desarrollo. 

Es a partir de estos conceptos que Montessori establece los tres pilares de su pedagogía: el niño, considerado el padre del hombre; el adulto, guía que observa y acompaña al niño y el ambiente preparado, como contexto rico y dispuesto para favorecer el desarrollo del niño.

EL AMBIENTE PREPARADO

Montessori considera que el niño necesita un ambiente donde encuentre puntos de referencia y la posibilidad de estar en contacto con la realidad. Así, el ambiente preparado es un lugar formado, no solo por el edificio, el mobiliario y los materiales, sino también por un sentido de respeto hacia el trabajo de niños y adultos. Este respeto se logra cuando todos ellos se reconocen en el ambiente, se corresponsabilizan y se desenvuelven en él con orden y libertad.

Espacio, Mobiliario y Materiales

Para crear este ambiente rico es necesario que los materiales y el mobiliario estén diseñados de acuerdo con las necesidades del niño, donde él podrá actuar libremente, una vez establecidos los límites. Efectivamente, todo debe estar a su alcance y con equipamientos conformes al tamaño del niño para que todo sea accesible, de forma que, al estar todo proporcionado, él pueda desarrollar su independencia. Además, debe ser un ambiente libre de peligros. 

En educación infantil, además del ambiente del hogar, se contemplan tres ambientes diferenciados. Nido, Comunidad Infantil y Casa de Niños. En cada uno de ellos se preparan áreas que promueven el desarrollo de manera específica, través de ellos materiales y las presentaciones. Las áreas, que contemplan un espacio físico y/o un grupo de presentaciones son: 

Nido (de 4 meses a 15/18 meses):

Área de dormir

Área de movimiento

Área de cambio y cuidados físicos

Área de comida

Espacio exterior

Comunidad Infantil (de 15/18 meses a 2,5/ 3 años)

Zona de dormir

Zona de comida

Área de lenguaje

Área de arte

Área de vida práctica: cuidado de la persona, cuidado del ambiente interior y exterior, gracia y cortesía, movimiento de muebles y cocina

Casa de niños (de 2,5/ 3 años a 6 años)

Área de Vida práctica 

Área Sensorial

Área de Lenguaje

Área de Matemáticas

ESPACIO MONTESSORI

El espacio determina algunos aspectos de la acción y por lo tanto del pensamiento, debe estar ordenado, tener una buena iluminación natural, ventilación, con paredes y mobiliario de colores claros o neutros y formas minimalistas. Las ventanas deben ser grandes y a la altura del niño, así como disponer de acceso directo al espacio exterior. Los suelos pueden ser de madera o cerámicos de color, pero no con alfombras ni moquetas.  

Los muebles permiten diferenciar estas áreas, de forma que se disponen para crear zonas donde la guía ubica los materiales pertinentes y el niño sabe perfectamente que va a encontrar allí. Estos muebles que reparten el espacio están hechos con materiales nobles, madera a poder ser y deben contener estantes bajos, a la altura de los niños. Son necesarias algunas mesas individuales y otras dobles o de pequeño grupo. No son necesarias tantas plazas de mesas y sillas como niños tenga el aula porque algunos trabajaran con alfombras individuales o de pie, de esta forma no se satura el espacio con exceso de mobiliario y se permite el movimiento y la circulación de los niños transportando los materiales que necesitan. Las sillas serán de tamaño variado de acuerdo con los niños que, habitualmente, están en aulas agrupados según los planos de desarrollo. Ni mesas, sillas u otros muebles deben llevar tacos debajo ya que impidan al niño escuchar el ruido que producen y así le permiten ejercer autocontrol en sus movimientos. 

Debe considerarse la mano como instrumento de la inteligencia por lo que los materiales son el puente entre la realidad concreta y la abstracción, pensados para que el niño pueda practicar con ellos, una vez presentados, tantas veces como él mismo requiera. En efecto, los objetos tienen que ser bellos para estimular el sentido estético, reales para dar información veraz del mundo, del tamaño de las manos del niño para garantizar su buen hacer y destreza. También debe considerarse la fabricación con materias primas naturales (madera, cristal, porcelana, cerámica, metal, tela, etc.) por la calidad y calidez, y para que den una respuesta natural que permita conocer la relación causa/consecuencia. 

Es importante el orden del material en el espacio. Deben estar siempre en el mismo lugar, para promover la autonomía y dar seguridad del niño en el ambiente. La mayoría de los materiales van de la tarea más simple a la más compleja, de un fenómeno concreto a conceptos abstractos, es decir, se inicia aislando una cualidad o una dificultad que aumenta progresivamente hasta llegar a la complejidad y la abstracción. Además se presentan en los estantes ordenados de izquierda a derecha, como el sentido de la lectura y la escritura en nuestra cultura, y con una secuencia lógica de dificultad gradual. 

Teniendo en cuenta que los materiales fomentan la inteligencia, cada uno de ellos debe tener un propósito inteligente que guía al niño hacia la realidad, la apreciación de procedimientos y fenómenos. En este sentido, la exactitud de cada objeto es sumamente importante y la guía debe escoger cada material viendo sus características físicas (color, tamaño, precisión, proporciones, simetrías, material, calidad, etc.). El propio material actúa como control de error interno cuando se usa inadecuadamente y al mismo tiempo da sensación de confianza y aprendizaje cuando se supera la dificultad y el reto que supone.  Por ejemplo, en el Área de Vida práctica se requieren bandejas con cuencos, jarras y vasos para hacer todo tipo de trasvases y también elementos que permitan cuidar el ambiente (limpiar mesas, estantes, planteas, lavar ropa, etc.) o cuidar de las personas (marcos de vestir, cepillar ropa, lavar manos, etc.).  El Área Sensorial debe equiparse con materiales específicos, algunos de ellos son: torre rosa, escalera marrón, botellas sensoriales, cajas de triángulos, entre otros. El Área de Lenguaje debe contener todos los materiales referentes a cuestiones motrices y cognitivas implicadas en el aprendizaje de la lectoescritura (juegos de sonido, resaques metálicos, letras pedagógicas para reseguir, abecedario Montessori, cajas de permanencia, etc.). Y, finalmente, el Área de Matemáticas con una gran variedad de propuestas de material para desarrollar habilidades de pensamiento matemático, como por ejemplo: Barras numéricas, Numerales de lija, Caja de husos, Sellos, Fracciones, Ábaco pequeño y grande, etc.

Todos ellos, deben estar limpios, completos y en perfectas condiciones, en muchos casos dentro de una bandeja, ya que ayuda a delimitar mentalmente, a transportar y a mantener el orden. Tienen que ser limitados, es decir, un solo un material de cada tipo, porque permite desarrollar la paciencia, el respeto al trabajo del otro y estimula la motivación por realizar la tarea. 

CONCLUSIÓN

En definitiva, aplicar Montessori en el aula implica no solo conocer los materiales sino disponer de unos conocimientos profundos de la pedagogía, comprender los propósitos inteligentes directos e indirectos de cada uno de sus materiales, los procedimientos de uso y sobre todo tener la habilidad de integrar la relación que tienen entre ellos, con las tendencias humanas, los períodos sensibles y la mente absorbente. La responsabilidad de la guía montessoriana es observar y comprender al niño para ofrecerle lo mejor para su desarrollo y su independencia.


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