Habitualmente se habla
de Montessori como un método cuando en realidad hay dos niveles en su
propuesta, por un lado y en superficie, existe el método en sí mismo, con los
materiales, la organización del aula y el rol del adulto muy definidos donde
todas sus propuestas están basadas en la observación rigurosa. Por otro lado, y
en profundidad, existe la pedagogía que describe de manera más filosófica su
concepción del niño y el equilibro en el género humano y el cosmos.
En este plano de profundidad describe distintos conceptos que
ayudan a las guías Montessori en su intervención en el aula. Uno de los
conceptos son las tendencias humanas, descritas como unas propensiones
internas para satisfacer las necesidades de crecimiento para el desarrollo
humano, que promueven y facilitan la adaptación cultural. Básicamente son la tendencia
al orden, al trabajo, a la perfección, a la abstracción, a las relaciones
sociales, a la matemática y a la espiritualidad.
Por otro lado, definió cuatro planos de desarrollo, un
esquema que explica las etapas del desarrollo humano como un proceso que va desde
el nacimiento hasta los 24 años. Cada una de estas etapas se define por unas
características concretas por lo que el sistema de escolarización debe
responder según las necesidades y aptitudes de cada momento evolutivo. Son los
siguientes:
o
Infancia: de 0 a 6 años (con dos sub-planos 0-3 y 3-6)
o
Niñez: de 6 a 12 años (con dos sub-planos 6-9 y 9-12)
o
Adolescencia: de 12 a 18 años (con dos sub-planos 12-15 y 15-18)
o
Madurez: de 18 a 24 años (con dos sub-planos 18-21 y 21-24)
Otro de los conceptos desarrollados es la Mente absorbente,
una mente del niño distinta a la del adulto, que no escoge que aprender, donde
ni como, sino que a través de los sentidos y de las experiencias que suceden en
ambiente (familiar, escolar, social, etc.) incorpora todo tipo de conocimientos.
De hecho, todas las sensaciones y situaciones son impresiones que se fijan
en la mente del niño de forma inconsciente durante los tres primeros años y,
progresivamente consciente, en los tres siguientes.
Así mismo, existen los Períodos sensibles, unas fases
de predisposición al orden, el lenguaje, los sentidos y el movimiento con una
sensibilidad especial para aprender sin esfuerzo, para crear y construir.
Son etapas observables, universales e inconscientes en el niño que le generan
oportunidades inmejorables para su desarrollo.
Es a partir de estos conceptos que Montessori establece los tres pilares de su pedagogía: el niño, considerado el padre del hombre; el adulto, guía que observa y acompaña
al niño y el ambiente preparado, como contexto rico y dispuesto para favorecer
el desarrollo del niño.
EL AMBIENTE PREPARADO
Montessori considera que el niño necesita un
ambiente donde encuentre puntos de referencia y la posibilidad de estar en
contacto con la realidad. Así, el ambiente preparado es un lugar formado, no
solo por el edificio, el mobiliario y los materiales, sino también por un
sentido de respeto hacia el trabajo de niños y adultos. Este respeto se logra
cuando todos ellos se reconocen en el ambiente, se corresponsabilizan y se
desenvuelven en él con orden y libertad.
Espacio, Mobiliario y Materiales
Para crear este ambiente rico es necesario que
los materiales y el mobiliario estén diseñados de acuerdo con las necesidades
del niño, donde él podrá actuar libremente, una vez establecidos los límites. Efectivamente,
todo debe estar a su alcance y con equipamientos conformes al tamaño del niño
para que todo sea accesible, de forma que, al estar todo proporcionado, él
pueda desarrollar su independencia. Además, debe ser un ambiente libre de
peligros.
En educación infantil, además del ambiente del
hogar, se contemplan tres ambientes diferenciados. Nido, Comunidad Infantil y
Casa de Niños. En cada uno de ellos se preparan áreas que promueven el
desarrollo de manera específica, través de ellos materiales y las
presentaciones. Las áreas, que contemplan un espacio físico y/o un grupo de
presentaciones son:
Nido (de 4 meses a 15/18 meses):
- Área de dormir
- Área de movimiento
- Área de cambio y cuidados físicos
- Área de comida
- Espacio exterior
Comunidad
Infantil (de 15/18 meses a 2,5/ 3 años):
- Zona
de dormir
- Zona de comida
- Área de lenguaje
- Área de arte
- Área de vida práctica: cuidado de la persona, cuidado del ambiente
interior y exterior, gracia y cortesía, movimiento de muebles y cocina
Casa
de niños (de 2,5/ 3 años a 6 años):
- Área de Vida práctica
- Área Sensorial
- Área de Lenguaje
- Área de Matemáticas
ESPACIO MONTESSORI
El espacio
determina algunos aspectos de la acción y por lo tanto del pensamiento, debe
estar ordenado, tener una buena iluminación natural, ventilación, con paredes y
mobiliario de colores claros o neutros y formas minimalistas. Las ventanas
deben ser grandes y a la altura del niño, así como disponer de acceso directo
al espacio exterior. Los suelos pueden ser de madera o cerámicos de color, pero
no con alfombras ni moquetas.
Los muebles
permiten diferenciar estas áreas, de forma que se disponen para crear zonas
donde la guía ubica los materiales pertinentes y el niño sabe perfectamente que
va a encontrar allí. Estos muebles que reparten el espacio están hechos con
materiales nobles, madera a poder ser y deben contener estantes bajos, a la
altura de los niños. Son necesarias algunas mesas individuales y otras dobles o
de pequeño grupo. No son necesarias tantas plazas de mesas y sillas como niños
tenga el aula porque algunos trabajaran con alfombras individuales o de pie, de
esta forma no se satura el espacio con exceso de mobiliario y se permite el
movimiento y la circulación de los niños transportando los materiales que
necesitan. Las sillas serán de tamaño variado de acuerdo con los niños que, habitualmente,
están en aulas agrupados según los planos de desarrollo. Ni mesas, sillas u
otros muebles deben llevar tacos debajo ya que impidan al niño escuchar el
ruido que producen y así le permiten ejercer autocontrol en sus movimientos.
Debe considerarse la mano como instrumento de
la inteligencia por lo que los materiales son el puente entre la
realidad concreta y la abstracción, pensados para que el niño pueda practicar
con ellos, una vez presentados, tantas veces como él mismo requiera. En efecto,
los objetos tienen que ser bellos para estimular el sentido estético, reales
para dar información veraz del mundo, del tamaño de las manos del niño para
garantizar su buen hacer y destreza. También debe considerarse la fabricación con
materias primas naturales (madera, cristal, porcelana, cerámica, metal, tela,
etc.) por la calidad y calidez, y para que den una respuesta natural que permita
conocer la relación causa/consecuencia.
Es importante el orden del material en el espacio.
Deben estar siempre en el mismo lugar, para promover la autonomía y dar seguridad
del niño en el ambiente. La mayoría de los materiales van de la tarea más
simple a la más compleja, de un fenómeno concreto a conceptos abstractos, es
decir, se inicia aislando una cualidad o una dificultad que aumenta
progresivamente hasta llegar a la complejidad y la abstracción. Además se
presentan en los estantes ordenados de izquierda a derecha, como el sentido de
la lectura y la escritura en nuestra cultura, y con una secuencia lógica de
dificultad gradual.
Teniendo en
cuenta que los materiales fomentan la inteligencia, cada uno de ellos debe
tener un propósito inteligente que guía al niño hacia la realidad, la
apreciación de procedimientos y fenómenos. En este sentido, la exactitud de
cada objeto es sumamente importante y la guía debe escoger cada material viendo
sus características físicas (color, tamaño, precisión, proporciones, simetrías,
material, calidad, etc.).
El propio material actúa como control de error
interno cuando se usa inadecuadamente y al mismo tiempo da sensación de
confianza y aprendizaje cuando se supera la dificultad y el reto que
supone.
Por ejemplo, en el Área de Vida
práctica se requieren bandejas con cuencos, jarras y vasos para hacer todo tipo
de trasvases y también elementos que permitan cuidar el ambiente (limpiar
mesas, estantes, planteas, lavar ropa, etc.) o cuidar de las personas (marcos
de vestir, cepillar ropa, lavar manos, etc.).
El Área Sensorial debe equiparse con materiales específicos, algunos de
ellos son: torre rosa, escalera marrón, botellas sensoriales, cajas de triángulos,
entre otros. El Área de Lenguaje debe contener todos los materiales referentes
a cuestiones motrices y cognitivas implicadas en el aprendizaje de la
lectoescritura (juegos de sonido, resaques metálicos, letras pedagógicas para
reseguir, abecedario Montessori, cajas de permanencia, etc.).
Y, finalmente, el
Área de Matemáticas con una gran variedad de propuestas de material para
desarrollar habilidades de pensamiento matemático, como por ejemplo: Barras
numéricas, Numerales de lija, Caja de husos, Sellos, Fracciones, Ábaco pequeño
y grande, etc.
Todos ellos, deben estar limpios, completos y
en perfectas condiciones, en muchos casos dentro de una bandeja, ya que ayuda a
delimitar mentalmente, a transportar y a mantener el orden. Tienen que ser limitados,
es decir, un solo un material de cada tipo, porque permite desarrollar la
paciencia, el respeto al trabajo del otro y estimula la motivación por realizar
la tarea.